La doctora Elvira Cuevas Viera, profesora del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras (Uprrp), se convirtió en la primera puertorriqueña nombrada miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL).
Esta entidad promueve y contribuye al desarrollo de las ciencias, matemáticas y sus aplicaciones en beneficio del desarrollo y de la integración humana, cultural y social de América Latina y el Caribe.
“Me siento muy honrada porque es una ratificación de que Puerto Rico es parte de América Latina y, además, es una confirmación de mi trabajo y experiencia en el campo de la ciencia y la ecología”, expresó la catedrática, quien también se siente muy feliz de ser la primera persona nombrada de Puerto Rico, “la primera y mujer, a mucho orgullo”.
Fue el vicepresidente de la ACAL quien contactó a Cuevas Viera para informarle que quería postularla como candidata a la academia. “Eso para mí fue un gran honor pues él ya conocía mi trayectoria como investigadora en los años que estuve en Venezuela”, mencionó la ecóloga, que además indicó estar doblemente feliz, ya que su esposo e hijo también son miembros de la ACAL, como representantes de Venezuela.
En ACAL los miembros tienen una serie de opciones. “Participar en las reuniones que se llevan a cabo una vez al año en diferentes países donde uno aporta ideas, por ejemplo, al mejor desarrollo de la academia y de sus áreas de estudio, desde la educación y divulgación de información. Asimismo, puedo coordinar talleres, cursos y simposios, apoyados por ellos, algo que me encantaría traer a Puerto Rico con colegas y estudiantes de otros países. Incluso, hacer lo mismo con estudiantes y recursos de aquí, pero en países extranjeros. Además, tengo potestad de proponer nuevos académicos a la ACAL, algo que es muy importante, ya que permite que se siga expandiendo el conocimiento, especialmente desde la Isla”, indicó la científica.
Trayectoria impecable
Su interés por las ciencias -confesó la profesora- viene desde pequeña. “Hacía experimentos en mi casa con el pilón de mi mamá”. Y cuando creció aspiraba a entrar a la universidad para estudiar medicina, cosa que cambió cuando tomó el curso de ecología con el doctor Herminio Lugo en la UPR de Río Piedras. “Esa experiencia me abrió a un mundo fascinante”, por lo que decidió dirigirse a ese campo de estudio.
La doctora Cuevas fue jerezana, realizó su bachillerato y maestría en biología en la UPR y luego hizo su doctorado en ecología en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), siendo la primera persona en graduarse en ese campo de estudio en la institución y en Venezuela, donde vivió y trabajó por 25 años. Además, tiene un postdoctorado en ecología del USDA Forest Service International Institute of Tropical Foresty. Y desde el 2001 está de vuelta en Puerto Rico como profesora de biología en la “Iupi”.
Sus líneas de trabajo abarcan la relación de la disponibilidad de nutrientes para el crecimiento de la planta y lo que se llama la relación planta-suelo, pero aparte de eso trabaja “el aspecto de la historia de uso del terreno y la paleohistoria desde las última glaciación, que ha determinado cambios en la vegetación y la adaptación de las plantas a estas nuevas condiciones, es decir, el efecto de variabilidad climática en ecosistemas”, explicó.
“Nunca me sentí limitada ni consideré que por ser mujer tenía limitaciones. Por eso mismo, quizás, siempre he hecho y actuado para que las cosas pasen con alto respeto humano, pero siempre con un deseo enorme de compartir el conocimiento. Nunca compito, yo colaboro”, destacó Cuevas Viera, quien también es la directora del Centro de Ecología Tropical Aplicada y Conservación con sede en el recinto riopedrense de la UPR.
Dentro de sus áreas como profesional y de investigación, la doctora formó parte del programa de biología y fertilidad de suelos tropicales, que era parte del programa de la década en la Unesco, donde “se formó un grupo que era fabuloso, interdisciplinario y multidisciplinario con expertos en diferentes áreas. Allí fui miembro fundador y parte del consejo directivo de ellos. El programa hoy día es parte del CGIAR System, un consorcio de programas relacionados a la agricultura a nivel mundial establecido básicamente en África… eso hizo que yo fuera a dar cursos internacionalmente, además de participar en simposios, evaluaciones y ayudar en investigaciones en Brasil, India, África, Venezuela, Argentina, México… entre otros”, expresó.
Y es que la pasión por la ecología y la ciencia en general es tanta para Cuevas Viera, que ha estado inmersa en muchísimas iniciativas e investigaciones en el campo dentro y fuera de Puerto Rico. Sin embargo, uno de los roles que más disfruta es el de profesora de la Iupi, “yo soy de las que acepta más de 100 estudiantes en una clase, porque soy muy inclusiva, ellos son el futuro del país. Además, me encanta lo que enseño y puedo traducir ‘en arroz y habichuelas’ conceptos muy complejos para que puedan entenderlos y llevarlos a la vida diaria, porque la ecología es parte de nuestra vida y de cómo nos relacionamos con el ambiente”, enfatizó.
Dentro de la universidad tiene varios proyectos a su cargo como el Centro de Ecología Tropical Aplicada y Conservación (Crest-Catec), adscrito al Departamento de Biología, y cuyo objetivo principal es utilizar su posición única dentro del Caribe y sus fuertes lazos con América Central y del Sur, para convertirse en un centro de investigación dominante en ecología tropical aplicada y conservación.
“Con los pies en la tierra”
Todo esto nos haría pensar que la doctora Cuevas, tiene una vida demasiado académica y ocupada, no obstante, nos confesó que su esposo le dice que es una científica con mente de artista, “porque a mí siempre me ha interesado muchas cosas, por ejemplo, cantar, bailar, leer…”, cosas que ha mantenido latentes en su vida, a pesar de su ajetreada agenda de trabajo.
“Si algo he aprendido a través de los años es que mientras más reconocimientos, y compromisos uno tiene con la ciencia y el mundo, tiene que mantenerse con los pies en la tierra, como cualquier ser humano, buena música, sabrosura, porque hay que tener tiempo para trabajar y disfrutar. Ese balance siempre hay que mantenerlo”, puntualizó entre risas.